Ondare Kultur Elkartea

Irún

Gigantes grandes realizados para la Asociación Ondare Kultur Elkartea de Irún. Fueron presentados en sociedad el Sábado 10 de Noviembre del 2018, en el Centro Cultural Amaya- Amaia Kultur Zentroa, ante la atenta mirada de cientos de irundarras. Estos gigantes están fabricados principalmente en resina de poliéster y fibra de vidrio.

 

Los trajes fueron realizados por Fermin Teruel Echezarreta y Mari Jose Fernández.

Características generales

  1. Ferroviario: Altura 3,80 metros y pesa 46,5 kg

  2. Madrina: Altura 3,60 metros y pesa 45 kg

Nicolás eta Maite

Ferroviario - Nicolás

En 1863 llegó el ferrocarril a Irún, un hecho que cambió la historia de la ciudad. El poeta Gustavo Adolfo Béquer asistió a aquel gran acontecimiento, y enunció la frase que luego se haría famosa: "Ya no hay Pirineos. Tampoco Alpes ni cordilleras que nos dividan".

 

En aquel año vivió la apertura al tráfico de la sección San Sebastián a Irún de la compañía Ferrocarril del Norte, una de las últimas etapas que llevaría a la conclusión de la gran arteria ferroviaria de Madrid a París un año después. Para cubrir los dos únicos tramos que faltaban, es decir, las secciones de Olazagutia a Beasain y de Irún a Bayona, la Compañía del Norte puso a disposición de los viajeros diligencias. En total, con los dos trasbordos en diligencia, el tiempo de viaje entre París y Madrid quedó establecido en 46 horas. Un año más tarde, la conclusión definitiva de las obras del Ferrocarril del Norte permitió reducir el trayecto a 37 horas.

 

La llegada del ferrocarril convirtió a Irún en un importante nudo de comunicaciones con Europa, pues desde ella se hacían los necesarios transbordos para pasar de los trenes de ancho de vía peninsular a ancho de vía europeo.

 

Beckerrek arrazoia zuen. Trenbideari esker, Irun joan-etorriko korapilo garrantzitsu bat bihurtu zen eta hala izaten jarraitu zuen luzaroan. Gaur egun ere irungo enpresa garrantzitsuenetariko bat C.A.F. da eta bertan ere bada.

 

 

Madrina - Maite

El 25 de Abril, festividad de San Marcos, se celebra el día de las opilas en Irún, en Hondarribia y en otras localidades cercanas.

 

Según explican las crónicas, con la llegada de la primavera, época de cosecha, se celebraba la romería en el monte en la que se bendecían los productos típicos. A raíz de esa romería, se comenzó a preparar un hornazo, similar al típico de Salamanca, con pan y huevos cocidos. La romería continuó celebrándose, pero el hornazo se transformó en "opila". El "culpable" de esa transformación fue, al parecer, un catalán que fue a trabajar en la década de los treinta a Irún y que adaptó la tradicional mona de Pascua a la costumbre local.

 

Como curiosidad, la confitería Elgorriaga de Irún tenía renombre por su chocolate y su repostería, y entre los productos que elaboraba estaba la tradicional opila de San Marcos. En cierta ocasión, una de las trabajadoras cometió un error que se convirtió en tradición. Se dispuso a cocer los huevos que acompañarían al bizcocho en el primer caldero de agua hirviendo que encontró, sin percatarse antes de que ese mismo caldero estaba a remojo para limpiar el resto del azúcar desprendido de las garrapiñadas que se habían elaborado en él con anterioridad. Como consecuencia, y para desesperación de la muchacha, los huevos cocidos resultaron tener una cáscara de un rojo llamativo.

 

Los dueños de la confitería no le dieron importancia a lo ocurrido y decidieron que esos huevos encarnados decoraran las opilas de sus propios ahijados. No se pondrían a la venta y se quedarían para consumo interno de la familia.

 

Pero la idea gustó, y para el año siguiente fueron muchos los clientes que pidieron huevos rojos. Una tradición que se ha mantenido hasta hace muy poco tiempo. En la actualidad, sin embargo, los huevos de chocolate se están imponiendo a los rojos cocidos.

 

Ohituraren arabera, amabitxiak ezkongabea den bere besoetakoari opila oparitzen dio San Markos egunean eta, normalean, haren lehendabiziko urteetan, besoetakoak hainbat urte izaten ditu opilak arraultzek. Opila batzuk etxean egindakoak izaten dira eta beste batzuk herriko goxodendetan erositakoak dira.